Ha sido precioso encender la radio cuando me iba a dormir y escuchar una canción que hacia mucho tiempo que no oía. Lo cierto es que la tenía un poco olvidada, no porque ya no me guste, sino por dejadez, quizás pereza. Su letra, desde la primera vez que la oí me hizo pensar, me conmovió su forma de hablar del amor pues para mí todo queda nombrado en sus líneas. Algunos de vosotros seguramente la conozcáis, otros sin embargo, no la habrán escuchado nunca... Su autor es un ser inteligente, o eso dicen, para mí es un poeta.
Lo de menos son todos los secretos
que intuyo, huelo, toco y siempre te respeto.
Lo de menos es que jamás me sobres,
que tu amor me enriquezca haciéndome más pobre.
Lo de menos es que tus sentimientos
no marchen en horario con mi renacimiento.
Lo de menos es larga soledad,
lo de menos es cuánto corazón.
Lo que menos importa es mi razón,
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.
Amoroso, de forma que no mancha,
en verso y melodía recurro a la revancha.
Mi despecho te besará la vida
allá donde más sola o donde más querida.
Dondequiera que saltes o que gires
habrá un segundo mío para que lo suspires.
Es la prenda de larga soledad,
es la prenda de cuánto corazón.
Lo que menos importa es mi razón,
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.
Pajarillo, delfín de mis dos rosas,
espántame los golpes y no la mariposa.
Ejercita tu danza en mi cintura,
aroma incomparable, oh pan de mi locura.
Con tu cuerpo vestido de mis manos
haré una nueva infancia, al borde del océano.
Desde el mar te lo cuento en soledad,
desde el mar te lo lanza un corazón.
Lo que menos importa es mi razón
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.